lunes, 16 de junio de 2014

La Manga y Calnegre: del horror urbanístico a la naturaleza en estado puro

Esta entrada se la queremos dedicar a dos personas muy especiales para Bruno como son su abuelo Inocente y su abuela Ana. Bueno, si Bruno lee esto algún día, tiene que saber que él así no los llamaba. Para él son su "Abutente" y su "Abuana", mejor dicho su "Abuana kin kon", que es como a él le gusta llamarla. Con ellos hemos pasado este maravilloso fin de semana y esperamos que sean muchos más. Os queremos y por eso os dedicamos esta entrada y este vídeo, que sabemos os gusta a los dos. A ver si a Bruno se le pega algo de vuestro amor por el Flamenco.


                                                

Después de nuestra última experiencia campista en el Campin de Las Nogueras de Nerpio, el fin de semana siguiente queríamos algo de playa (somos mucho de costa) y, aprovechando que "Abuana" y "Abutente" (los "Abus"de Bruno) estaban descansando en un hotel de La Manga del Mar Menor, decidimos ir a verlos, echar con ellos el sábado y visitar la zona por nuestra cuenta el domingo. Esta es otra de las ventajas de tener AC, podemos ir a visitar a quien queramos y no tenernos que preocupar por dónde dormir. Así que ya sabes, si quieres que te visitemos, ve pidiendo cita que problema para alojarnos no tienes.

Entre el sábado y el domingo, esta es la ruta que hicimos:

Total de la ruta (ida y vuelta): 300 km.

Para quien no la conozca, La Manga es esto:


Se trata de un cordón litoral de tierra que forma el lago (si se le pueda llamar así) de agua salada más grande de Europa. No es cierto que sea un lago, ya que tiene entradas de agua desde el Mar Mediterráneo (Mar Mayor como lo llaman allí) llamadas Golas. Se asemeja a un lago porque el oleaje que presenta sólo es debido al viento y no a las mareas. Es decir, si no hay viento, es una balsa, lo cual es muy apreciado por familias y jubilados, además de por la temperatura del agua.

La zona Sur de La Manga no está comunicada con la Norte, por lo que si entras desde el Sur y llegas hasta el final (18 km) tendrás que salir por el mismo sitio (por lo que tendrás que hacer otros 18 km de vuelta).

Es una zona, que a pesar de la aberración urbanística que es, resulta bella. En algunas zonas, el ancho de tierra no supera los 10 m. Pero da pena pensar cómo pudo haber sido si se hubiera conservado natural. Eran otros tiempos. En los años 60 comienza el sacrilegio, permitiéndose la construcción de macrohoteles turísticos y viviendas. Su dueño, Tomás Maestre, fue el impulsor y por eso se le recuerda. Qué pena D. Tomás que no se hubiera estado quietecito y no nos hubiéramos perdido este espectáculo...

Fuente: Aptos. Vecos.

Y esto es lo que nos ha quedado. Fuente: blacknuba.wordpress.com.

Sea como fuere, queríamos aprovechar el sábado, así que decidimos recoger a los "Abus" e irnos directos a darnos un paseo en barco por el Mar Menor. Esto se hace desde el Puerto Deportivo Tomás Maestre (ahora sabéis porqué se llama así). El paseo es agradable y al estilo de estas atracciones turísticas, te van explicando lo que vas viendo y la historia del lugar. Dura unas dos horas en ir hacia la Isla del Barón (una de sus islas) y volver a puerto.

Vistas desde el barco de la Isla Mayor o del Barón, por cierto, propiedad de Natalia Figueroa (mujer de Raphael) <modo Salvame off>.

El que mejor se lo pasó fue Bruno porque el capitán del barco le permitió llevar el timón.

Mamaaaá, ¿a babor o a estribor?


El barco da hambre, y como estábamos en el Mar Menor había que comerse un Caldero del Mar Menor, arroz típico de la zona y que tanta fama tiene. Su nombre viene del recipiente donde se debe cocinar. Al "Abutente" le recomendaron un sitio en el pueblo de Cabo de Palos llamado El Mosqui. Se encuentra fácil si vas hacia el faro de Cabo de Palos. El lema del restaurante es: "del mar el mero y del Mosqui el caldero". Bueno, pues bajo nuestra humilde opinión, hemos probado arroces mejores. Calderos no muchos, pero el del Mosqui no es para tanto.

El sitio nos sirvió para conocer un poco el pueblo y ver que es una zona bonita, con un sendero justo a la espalda del restaurante que va bordeando la costa que se veía muy chulo y un parking donde había otra AC con unas vistas inmejorables (apuntado queda). Con respecto a la pernocta, la zona ha resultado ser un lugar con infinidad de sitios chulos en los que aparcar la AC para pasar la noche.

Como el faro de Cabo de Palos estaba al lado, decidimos bajar el caldero andando hacia él, y descubrimos que al otro lado de la carretera había un paseo marítimo muy bonito con vistas a La Manga.



Vistas de La Manga desde el paseo marítimo de Cabo de Palos.



Faro de Cabo de Palos.

Mirador desde el faro de Cabo de Palos.

Vistas de la Manga desde el faro de Cabo de Palos.

Como quedaba tarde por delante, decidimos ir a ver el final de La Manga y recorrer sus 18 km. Quizás sea la parte más natural que aún queda en la zona. Aparcamos donde ya no se puede avanzar más con vehículos, y estuvimos contemplando las bonitas vistas del Parque Natural de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, desde una de sus playas. El momento coincidió con las últimas horas de la tarde, lo que resaltó el espectáculo.

PN Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar.

De vuelta decidimos tomar un café, pero no un café cualquiera, UN ASIÁTICO, recomendación del "Abutente", cafetero mayor del reino. Y como la recomendación venía de quien venía, no nos pudimos resistir. Por lo visto, el café asiático es típico de la zona de Cartagena. Además de café lleva leche condensada, coñac, unas gotas de Licor 43 (originario de la zona), un par de granos de café, corteza de limón y canela. Buenísimo, no podemos decir otra cosa, por lo menos donde nosotros lo tomamos, en Casa Paco. Un 10 "Abutente".

Como la noche se estaba aproximando, era momento de empezar a buscar el sitio donde íbamos a dormir. Pero eso ya estaba resuelto, porque "la Abuana kin kon" ya había vicheado un sitio donde había otras AC cerca de su hotel ("la Abuana" tan eficiente como siempre). El sitio estaba perfecto, frente a la playa y muy cerca del hotel de los "Abus", por lo que pudimos cenar en un sitio cercano (Restaurante El Jardín) e irnos "al sobre" pronto. No recuerdo lo que pedimos, pero sí que comimos bien y además estuvimos la mar de a gusto, porque los dueños eran una pareja joven con otro niño de 2 años. La chica se prestó a jugar con su hijo y Bruno mientras cenábamos. Chapó.

El que escribe se acostó con la idea de levantarse temprano para andar por la playa y ver amanecer, pero otra vez será porqué la cama de la AC cada vez es más cómoda. Aún así, el desayuno frente al mar estuvo de lujo.

Capturando el sitio y el momento.

Una foto publicada por Juan Luis Dueñas (@juanluisdufer) el

Aparcar más cerca de la playa es imposible.

La Manga ha resultado ser un lugar con infinidad de sitios cerca del mar para pernoctar.

Tras desayudar tocaba paseo reglamentario, esta vez por la playa. Todo hubiera sido perfecto si no hubiéramos dado con "el tonto del día". Andando por la zona vimos unas barcas en la arena y Bruno no pudo resistirse a pedir que lo subiéramos, con tan mala suerte que el dueño estaba en el chiringuito de al lado. El tipo salió como un energúmeno reprimiéndonos a voces que por qué subíamos al crío en la barquilla. No nos creíamos lo que nos estaba pasando, de verdad. Ponerse así por subir a un niño de dos años en una barca varada en la arena. Al final la cosa pasó a fase de insultos delante de Bruno, lo que nos indignó enormemente, y por lo que nos sentimos avergonzados. Nos dimos la vuelta y allí dejamos a aquel amargado, porque la verdad es que no tiene otro nombre.

El incidente nos cortó el cuerpo y decidimos olvidarlo cogiendo la AC y saliendo de allí es busca de algo más tranquilo. Esa tranquilidad sólo nos la podía dar alguna cala o playa natural. Teníamos apuntado como sitio a investigar Cala Reona, muy cerca del pueblo de Cabo de Palos pero fuera todavía del Parque Regional de Calblanque. No nos gustó demasiado, porque tiene una discoteca justo al lado, lo que le quita cierto encanto.


Hay un sendero señalizado muy cercano que recorre toda la costa hasta el mismo Parque Regional de Calblanque (Sendero mirador de Punta Negra) pasando por todas las calas naturales que hay por la zona y por las Salinas de Rasall. No lo hicimos, pero tiene muy buena pinta. Apuntado queda para otra ocasión.

No nos queríamos ir sin conocer la famosa playa de Calblanque (aquí mucha gente nos la había recomendado). Dimos algunas vueltas para llegar y el camino está bastante bacheado aunque es amplio. El que hicimos de vuelta pasando por Las Barracas está mucho mejor (lo recomendamos para ir y volver desde la autovía si vas en AC). Paramos en el punto de información del parque y nos dijeron que se podía bajar hasta las playas con la AC sin problemas, donde había varios aparcamientos habilitados. Sí que nos dijeron que al ser parque regional no se puede pernoctar (una pena la verdad).

Como no había nadie en el parking (suponemos que por las fechas y el frío) nos aparcamos en un sitio alejado y discretamente decidimos darle de comer al enano al aire libre, y tapear algo nosotros antes de bajar a la playa.

No veas como olía la higuera.

Con Bruno comido, ya no había problema si se dormía, así que decidimos bajar a la playa con el carrito aprovechando las pasarelas de madera habilitadas para respetar el entorno.

Una foto publicada por Juan Luis Dueñas (@juanluisdufer) el

La Playa Larga, que así se llama, es un entorno natural espectacular. No nos arriesgamos a decir que es la playa más bonita de todas la que hemos visto en Murcia, y nos atreveríamos a decir que es de las mejores que hemos visto nunca (esto demuestra que no hay que irse muy lejos para encontrar playas espectaculares). Las fotos hablan solas.

Una foto publicada por Juan Luis Dueñas (@juanluisdufer) el


Una foto publicada por Juan Luis Dueñas (@juanluisdufer) el

Sesión fotográfica a dos bandos.

Disfrutando en Calblanque
Una foto publicada por Juan Luis Dueñas (@juanluisdufer) el


Aquí os dejamos este vídeo que resume el ratito de playa.


El resultado de la sesión fotográfica fue todos con los pantalones mojados y Bruno llorando porque no se quería ir ni a tiros, pero su madre, haciendo de madre, decidió que ya estaba bien, que hacía demasiado frío y se podía resfriar (y razón no le faltaba). El resultado después de un rato de llantos fue el de la foto.


Detrás de Bruno fuimos nosotros. Tras el reconfortante descanso, dimos un paseo por los alrededores y para no llegar muy tarde a casa, cogimos camino de vuelta, esta vez pasando por Las Barracas (el camino va a parar a Los Belones y de ahí a la autovía de nuevo). Además, por esta ruta se ven unas bonitas vistas de La Manga con las que nos despedimos hasta la próxima salida. A La Manga no sé si volveremos pero a Calblanque por descontado que sí.

La Manga desde el Parque Regional de Calblanque.

2 comentarios:

  1. Buenos días:

    He intentado buscar un email privado pero no lo he encontrado por lo que os envío la petición en abierto.

    Soy Maite Martínez la responsable de contenidos de la revista autocaravanista On Road Magazine, estamos interesados en haceros una entrevista para sección Webs and Blogs de nuestra publicación. Si estáis interesados os pediría que os pusieráis en contacto conmigo en el siguiente emial: info@onroadmagazine.com

    Saludos.

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  2. Buenos días Maite.

    Te acabamos de contestar por email.

    Un saludo y gracias por tu interés, de verdad. Nos sentimos muy alagados por vuestro interés.

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