martes, 20 de mayo de 2014

Camping de Nerpio: primera experiencia campista en AC

Esta entrada se la queremos dedicar a nuestro amigo Jesús por muchas razones, pero entre todas porque gracias a él hemos conocido este camping, por ser tan buena gente, por estar siempre ahí cuando le necesitamos (que son muchas veces) y porque gracias a él tenemos techo para nuestra AC. No conocemos persona más generosa y más amigo de sus amigos, y por eso le admiramos y le queremos. Está pendiente visitar el camping todos juntos, así que deja ya de tanto trabajar y permítenos disfrutar algo de vosotros. Un abrazo.
                                                

Esto del autocaravaning engancha. Nos pasamos la semana pensando dónde vamos a ir el fin de semana, buscando información de sitios donde poder pernoctar y qué sitios poder ver.

Nuestro amigo Jesús, al que dedicamos esta entrada, nos había hablado hacía tiempo de un camping que por lo visto estaba muy chulo en Nerpio, provincia de Albacete. La experiencia campista ya la conocíamos, pero Bruno no había estado nunca en uno y menos con AC, así que ya estaba decidido. Nos íbamos de camping.

La ruta final que hicimos fue ésta:



Total de la ruta (ida y vuelta): 214 km.

La ruta es bastante fácil, pero aconsejamos evitar el tramo de carretera desde La Almudena hasta Barranda ya que la carretera es bastante estrecha para una AC. Nosotros lo evitamos a la vuelta porque a la ida nuestro amigo Google no entiende que vayas con una AC cuando le dices que te lleve a un sitio. Además, a partir de El Sabinar, la carretera se estrecha bastante aunque nosotros no nos cruzamos con ningún vehículo. Aún así hay que ir con cuidado.

Viajando como en casa.

La carretera es entretenida, sobretodo al final, y te lleva hasta una zona que aunque es Castilla-La Mancha está muy cerca de Murcia y de Andalucía, a tiro de piedra de la Sierra de Segura. Como curiosidad decir que en un radio de 30 km desde Nerpio (Albacete) puedes alcanzar las 4 provincias españolas de Murcia, Almería, Granada y Jaén.


Al llegar al Camping de Las Nogueras de Nerpio, que así es como se llama, nos encantó. El camping está enclavado en una loma preciosa, con río cerca, un lago artificial, muy cuidado y con un montón de actividades para niños.

Alrededores del camping.

Vistas desde el camping.

Parcelas vacías rodeadas de las nogueras desnudas que dan nombre al camping.

Lago artificial con patos y cisnes.

La lista está sacada de la web del camping.

Como podéis ver es un camping bastante animado. Además, nos gusta su lema: "Los niños se divierten. Los mayores se relajan". Un chico que conocimos allí nos dijo que los fines de semana normales, podías pagar el bono de actividades (12 €/día a fecha de la publicación de esta entrada) y los monitores del camping se encargaban de mantener ocupados a los niños todo el día mientras los mayores pueden dedicarse a otros menesteres como hacer alguna de las muchas rutas senderistas que hay por la zona, hacer turismo por la zona o descansar sin más. Bruno todavía es muy pequeño para eso, pero apuntado queda.

Nos encontramos con la grata sorpresa de que, ese fin de semana, todas las actividades eran gratuitas y también había un concurso de a ver quién hacia el mejor arroz. Además, el camping hacia arroz gratis para todo el mundo que lo quisiera. Otros fines de semana hacen lo mismo pero con la fiesta de la matanza o de las migas (os animamos a que os informéis en su web o en su fanpage de Facebook). Esas son las típicas cosas que te gustan cuando vas a estos sitios, que veas que el camping se preocupa por sus clientes y porque pasen una estancia lo más agradable posible. Con nosotros lo consiguieron.

Como había mucho por hacer, aparcamos y nos dispusimos a disfrutar de las actividades y del camping.


Paseando por el complejo descubrimos el parque infantil, rodeado de almendros en flor y con un nogal enorme al lado. Aquí, Bruno descubriría una de sus nuevas aficiones: la escalada arbórea. Y es que...¿quién no se ha subido de niño a un árbol? Si los chaparros de "La Venta" o "El Llano" hablaran... (esta reflexión la entenderán los primos de éste que escribe).



Esa cara de felicidad no tiene precio.

Parque infantil con los almendros en flor.

Espectaculares flores de almendro.

¿Quién se lo pasa mejor?

Por la tarde, asistimos a la actividad en el minizoo del complejo donde el monitor explica a los niños un poco de cada animal. Bruno no hizo ni caso, como era de esperar, así que la visita la hicimos por nuestra cuenta casi todo el rato. La actividad para los niños está muy bien porque ven un montón de animales: jabalíes, cabras, gallinas, puercoespines, conejos y muchos más. Tienen hasta un reptilario con, entre otras, una iguana con mucho éxito entre los peques.



Bruno y un cerdo vietnamita.

Bruno y un coatí.

Bruno y la iguana.

Pero sin duda, donde Bruno flipó más fue en las dos actividades del final del día. La primera, la cama elástica. Disfrutó como un guarrillo en un charco, y el papi casi igual o más.

La segunda, en la piscina climatizada. No se lo esperaba, y poder darse un chapuzón en una piscina con el agua calentita estuvo genial. Por 2 € cada uno (niños menores de 2 años no pagan), pudimos pasar la fría tarde nadando, jugando, saltando, buceando y todos los -ando que puedan hacerse en el agua.

A las nueve de la noche, arrugados como pasas, decidimos irnos para la AC a descansar, habiéndonos ahorrado la ducha y más suaves que el culito de un bebé.

Ya el domingo, después de desayunar, nos fuimos a ver el pueblo y darnos el paseo matutino reglamentario. Nerpio es un pueblo con cierto encanto por la zona donde está enclavado. Lo rodean una serie de arroyos que van a desembocar al Río Taibilla, que también pasa por sus inmediaciones, y eso hace que sea un pueblo con mucha agua y un paseo fluvial apetecible (bien es cierto que la limpieza del río no está muy cuidada pero aún así se agradece el paseo).

Vista panorámica de Nerpio desde la ermita de Nuestra Sra. de la Cabeza.

Una tónica de la escapada: los almendros en flor.



Si hay parque a la vista, allí que vamos.

Ya de vuelta, pudimos descansar en la terraza del bar del camping y que Bruno viera e incluso tocara un caballo (otra de las actividades del camping, paseos a caballo). No se quiso montar porque le dio un poco miedo.




Aprovechando que era la hora de comer para Bruno y que hacía sol, decidimos probar nuestro flamante toldo, que todavía no habíamos desplegado, y cumplió su función a la perfección.


Nosotros, decidimos comer de camino a casa. Así que recogimos velas; vaciamos y llenamos depósitos, y carretera y manta. Nos habían dicho que se comía buen cabrito guisado con ajos por la zona de Archivel, y como nos pillaba de camino decidimos probar. En la plaza del pueblo hay dos bares. En uno no tenían y en el otro, Bar Plaza, sí. No estuvo mal, aunque para nuestro gusto un poco caro (20 € por un plato de cabrito para dos que realmente era para uno). Si tenemos otra oportunidad, buscaremos otro sitio porque la verdad...estaba bueno.

Esto puso la guinda a un fin de semana especial, lleno de actividades y animales. No será la última vez que pisemos este camping que tanto nos ha gustado, ni el último camping que pisemos, porque la verdad, en AC se está mucho más cómodo que en tienda. Aquí lo contaremos.

4 comentarios:

  1. Hola primo. Qué recuerdos aquellos de pasarnos los fines de semana encaramados en los chaparros del "Llano" y "La Venta". Cuánto me gustaría empequeñecer (aún más, jejeje) y poder disfrutar al lado de mi hija y el tuyo haciendo aquellas cosas que de niño marcan una infancia!! Gracias por compartir vuestras experiencias.
    Un abrazo para los tres.

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    1. Hola primo. Qué recuerdos verdad? Bruno me está haciendo recordar cosas que ya casi había olvidado. Dicen que los niños son felices, y nosotros lo fuimos. Ahora también, porque con nuestros hijos, volvemos a ser un poco niños y a disfrutar como lo hacíamos antes.
      Otro abrazo para vosotros.

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  2. Muy chulo todo,chico,y experiencias inolvidables que quedaràn para siempre.

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